C DE CULTURA

De  rave con Rasputín

Ensayo

febrero 15, 2022

Melissa Cerrillo

Lunes por la noche

Work it harder, make it better do it faster, makes us stronger more than ever, hour after hour, work is never over.

Daft Punk, “Harder, better, faster, stronger”

Después de ver Eden (2014) de Mia Hansen-Løve estoy triste por todos los raves a los que no fui en la década de los noventa por ser introvertida y por no pasar de los seis años de edad. Bueno, el ser introvertida no es realmente un impedimento para ir a un rave porque, esencialmente, el rave es baile en solitario. En cambio, la cuestión de la minoría de edad, por supuesto que es un problema. Sin embargo, a veces es difícil resistirse a añorar tiempos o lugares en los que nunca se ha estado, sobre todo cuando estos representan ilusiones sin narcotráfico, sin pandemia, sin las consecuencias ya tangibles e inevitables del capitalismo tardío. Si se trata de estar triste de nuevo por cosas que no sucedieron por su ontológica imposibilidad, bien podría estar triste por nunca haber ido de rave con Rasputín.

El título de la película de Hansen-Løve (basada en la vida de su hermano, Sven, y también coescrita por él) hace obvia referencia al paraíso de los raves de lo la década de los noventa y a su calidad de inalcanzable, pues un edén no fue creado para habitarse. El protagonista de la película, Paul, tiene acceso a un mundo paradisíaco por ser parte del dúo electrónico Cheers en el París de los noventa, precisamente cuando comenzaba a surgir el French House y la contraparte, aunque no antagonista, de la vida de Paul, Daft Punk. En el filme vemos a Paul vivir su sueño durante sus veinte, pese a todo lo que éste implica: fiestas, drogas, contracultura, deudas e inestabilidad emocional; mientras que, ya pasados los 30, la entropía de su estilo de vida termina por expulsarlo de dicho ambiente.

El arco narrativo de Paul se tensa cuando tiene que tomar una decisión: seguir buscando ese paraíso terrenal o renunciar a una versión de sí mismo por medio de la autodestrucción; un todo o nada, similar al “Epilogue”de Daft Punk. Ver Edén a la luz de la separación de Daft Punk, suceso que todavía se siente como si hubiera sido hace dos semanas (nada le gana en relatividad a los tiempos pandémicos) hace que sea difícil dejar de pensar en este hecho como el fin de cierta inocencia dentro de la música electrónica. Algo similar al desencanto generacional que se vivió en la comunidad hippie de los sesenta después de los asesinatos cometidos por La Familia Manson; es un despertar con un balde de agua fría, es el meme que nos recuerda que estamos más cerca de 2050 que de 1990.

Martes por la madrugada

El rave de los noventa resulta tan atrayente, al menos para mí, porque es un ritual colectivo y al mismo tiempo solitario. Para Yorgos Lanthimos, principal figura de la nueva ola de cine griego, el baile es la mayor expresión corporal y lo utiliza en las tramas de sus películas (siempre de forma bizarra) para remarcar las tensiones alrededor de éstas. Así, en The Lobster (2015) se nos presenta una dicotomía del baile similar a la dicotomía coito-masturbación. En la película, los huéspedes de un hotel son obligados a participar en un torpe baile (torpe por su similitud a un baile escolar estadounidense), con el fin de encontrar una pareja antes de 45 días. Si los huéspedes fallan en su cometido, se transforman en un animal de su elección. Por el contrario, los loners, aquellos fuera del hotel, es decir, fuera de la sociedad, satisfacen sus impulsos bailando música electrónica que escuchan a través de walkmans.

Cuando Léa Seydoux, líder de los loners, manifiesta: “bailamos solos, es por eso que sólo escuchamos música electrónica”[1], lo que realmente está expresando es que nos encontramos solos en este mundo. La música electrónica se nos presenta como remedio para lidiar con nuestra soledad. Bailar música electrónica, cualquiera de sus subgéneros, antes que ser cortejo, es catarsis en la que los beats hacen de mantras para llevarnos a la iluminación. Ésta entendida desde el budismo, o a la comunión con el Dios del cristianismo. De esta manera, no resulta extraño pensar en la influencia de las fugas de Bach en canciones como “Da Funk”de Daft Punk, especialmente por el uso de múltiples voces. Tómese como ejemplo la “Fuga en sol menor”del compositor alemán: primero una voz, después una segunda y una tercera y una cuarta hasta llegar a la sexta; la primera voz inmersa en una constante repetición que sigue y trata de alcanzar las posteriores en un hermoso caos. Ambas composiciones son bastante similares en su estructura, después de todo, Bach era barroco y los barrocos adoraban la idea de Dios.

Miércoles por la noche, jueves por la madrugada

En Un lugar seguro (2019), Olivia Teroba se pregunta de dónde parte la escritura y hace mención de un artículo de la revista Vice en el que su autor copia la rutina de escritores famosos, experimento que termina con el odio del articulista por dichas rutinas. El mayor rasgo del proceso creativo es que no existe uno que funcione para todas las personas. Cada escritor posee un método diferente que no puede ser aplicado por los demás. Mi proceso creativo habita en el orden o en la desesperación: o soy lo suficientemente dura conmigo misma para poner el temporizador y trabajar con la técnica pomodoro, o me pongo los audífonos (comúnmente reproduzco Crystal Castles porque me quedé con las ganas de vivir un 2009 cool) y bailo como una loca en la oscuridad de mi habitación. Esto último puede parecer una imagen patética, pero es mi forma de llamar a mi daemon. Sin embargo, no podría decir que mis técnicas, o la combinación de éstas, sean un éxito rotundo, ya que siempre que alguien me pregunta si escribo, pienso antes de contestar: “no tanto como yo quisiera”.

Me gusta creer que los raves funcionan como espacios para el ascetismo. Si pudiera ir a un rave sin presión social y sin los peligros de la cotidianidad mexicana, y si además esto fuera en el París de los noventa y con Rasputín, por supuesto que iría a buscar a mi daemon. Sé que, debido a su experiencia en fiestas orgíacas, Rasputín hubiera entendido perfectamente el rave como rito ascético. Sé que a este encuentro también asistirían los poetas místicos, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, porque la búsqueda de Dios, entiéndase como un estado alterado de la consciencia, siempre reside en el método extremo, bailar beats que se repiten como mantras, beats como aliteraciones que inducen al trance.

Jueves por la noche, viernes por la madrugada, viernes por la mañana

En Kynódontas (2009), adaptación de la Alegoría de la cueva de Platón, la señal inequívoca de la llegada de la madurez es la caída de un colmillo y, por lo tanto, cuando ya se es maduro, se puede dejar el hogar familiar. Debido a que esto es una falacia inventada por sus padres, pero con total desconocimiento de lo anterior, la protagonista se tira los dientes al golpear intencionalmente su mandíbula con una mancuerna. ¿Por qué a veces parece que la madurez, más que cambio o evolución, implica autodestrucción y la eliminación de un “yo”? Precisamente, Immanuel Kant, al ser cuestionado sobre qué era la Ilustración, respondió: “La Ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”[2]. Entonces, cabe preguntarse ¿cuál es el precio de la consciencia plena y, por lo tanto, finalmente para alcanzar la madurez?

Para Paul la madurez significó la renuncia a una carrera que había dejado de existir hace mucho. A diferencia de Daft Punk, el dúo de Paul, Cheers! alcanzó popularidad en la escena underground, pero nunca a un nivel comercial. Y, sin embargo, Daft Punk también tuvo que darse por vencido. Aunque Thomas y Guy-Man, los integrantes de Daft Punk, no han dado declaraciones, por momentos pienso que, lo que hicieron hace varios meses, fue “matar al occiso”[3]. En 2021, o el segundo año después de la pandemia, ya llevábamos ocho años sin un nuevo disco, mientras que su última colaboración databa de hace cinco años, si no estaba muerto el proyecto para entonces, al menos ya estaba agonizando. A cierta edad se tiene que ser consciente de lo que se es capaz, pero se debe ser todavía más consciente de lo que no se es capaz.

Kant usa el adjetivo “autoculpable” para describir la minoría de edad. No estoy tan segura de cuánta responsabilidad tenemos nosotros en nuestra inmadurez y cuánta tienen nuestras experiencias de vida y educación. La Ilustración era primordialmente conocimiento y educación para transmitirlo. En Edén podemos ver que, a la par que comenzaba su carrera como dj, Paul también trabajaba en su tesis de literatura, la cual abandonó después de que su asesora le enviara una carta en la que le expresaba su decepción al ver su desinterés en concluirla. Paul regresa a la literatura cuando las adicciones y las deudas lo derrotan, en este caso, el taller literario al que asiste se convierte en el exilio del Edén, pero no por ello, se trata de un destierro trágico, aunque sí aburridamente cotidiano.

Considero a Daft Punk como uno de esos productos culturales que dan identidad a una generación, vaya, hasta sobre decir esto porque es una obviedad, pero ésta es la verdadera causa de que se haya generado tanta conmoción por la muerte de algo ya muerto. Como a Paul, la realidad nos ha alcanzado y esto nunca es un proceso agradable. En algún momento hay que abandonar la cueva de Platón, una de tantas, ya que no podemos ser un monje siberiano vagando hasta las últimas consecuencias, que, normalmente, implican ser asesinado a tiros y que el cuerpo sea arrojado al río Nevá. No sé si en algún momento deje de bailar música electrónica en la soledad de mi habitación porque es mi rito, fue con lo que crecí; no sé si algún día deje de bailar como loca para buscar la escritura o para momentos de desesperación. Mientras tanto, con las deadlines tan cerca, mejor pongo 25 minutos de trabajo en el temporizador.


[1] “We dance alone, that’s why we only play electronic music”. LANTHIMOS, Yorgos, The Lobster, 2015.

[2] KANT, I., “Respuesta a la Pregunta: ¿Qué es la Ilustración?”, en ¿Qué es la Ilustración?, trad. de A. Maestre, & J. Romagosa, Tecnos, “Clásicos del pensamiento”, no 43, Madrid, 1999, pp.17 y 24. Citado en: https://ojs.uv.es/index.php/CEFD/article/viewFile/766/482

[3] La cita original es “¿Y si matamos al occiso?”. DINDAL, Mark, The emperor’s new groove.


Melissa Cerrillo (Zacatecas, 1993) es Licenciada en Letras por la Universidad  Autónoma de Zacatecas. Es autora de masturbarse/llorar (editorial matrerita, 2021) y es  otoño en el monte Midoriyama (Broken English, 2021). Creó y organizó el open mic  “Léeme uno de tus tuits”, y el ya extinto podcast Mango Green Tea. Comparte  cumpleaños con Georges Bataille.

Portada: Chema Contreras